La ley en Uganda

Una ley impone cadena perpetua por actos sexuales entre personas del mismo sexo y hasta 10 años de prisión por “tentativas” de estos actos. 20 años de prisión por “promoción de la homosexualidad”. Y la pena de muerte para la “homosexualidad con agravantes”; definida como “las relaciones sexuales con una persona mayor de 75 años o menor de 18, que o bien no da su consentimiento, o bien es incapaz de darlo, o bien es una persona con discapacidad o enfermedad mental”

Ashley Karungi de 33 años, miembro de la comunidad lesbiana, gay, bisexual, transgénero, intersexual y queer (LGBTQ) y madre soltera de dos hijos. Kampala, Uganda, 4 de abril de 2023. REUTERS/Abubaker Lubowa

Esta ley es terrible e inhumana. Las personas LGBTI de Uganda ya se enfrentan a una discriminación institucional y generalizada y esta ley aumentará la violencia contra ellas. También silenciará a las personas que apoyan los derechos de las personas LGBTI por miedo a ser perseguidas y encarceladas.

Algunas organizaciones presentaron un recurso de inconstitucionalidad contra la ley ante el Tribunal Constitucional, pero éste en abril de 2024 decidió no derogarla y se ha limitado a revocar solo algunas partes. Una La pena de muerte con que se castigaba la homosexualidad “con agravantes” en el texto original del proyecto de ley ha sido sustituida por cadena perpetua. Entre quienes podrían ser acusados de “homosexualidad con agravantes” figuran los denominados “reincidentes” y cualquier persona portadora del VIH que hayan mantenido relaciones sexuales con otra persona del mismo sexo, incluso con consentimiento mutuo y protección. Esta ley incluye la criminalización de la “promoción” de la homosexualidad, la obligatoriedad de las pruebas de VIH en ciertas circunstancias y la aplicación de cadena perpetua por contraer matrimonio con una persona del mismo sexo.

Además de violar los derechos a la intimidad, la vida familiar y la igualdad, la futura ley amenaza la libertad de reunión y expresión –derechos y libertades protegidos por las leyes de Uganda y el derecho internacional de los derechos humanos– e institucionaliza la discriminación de lesbianas, gays, bisexuales, personas transgénero e intersexuales (LGBTI), ya discriminados en el país.

El proyecto de ley contra la homosexualidad se presentó por primera vez en 2009 y se volvió a presentar en el Parlamento en 2012. Amnistía Internacional y otras organizaciones ugandesas de derechos humanos han pedido reiteradamente su retirada.

Desde que se promulgó la Ley contra la Homosexualidad de 2023, que es como se llama de manera oficial, se han producido arrestos y cientos de violaciones a los derechos humanos de las personas de la comunidad LGBTQ, según un informe de Convening for Equality, una coalición de grupos defensores de derechos humanos. Los arrendatarios han desalojado a personas homosexuales y transexuales, como exige la ley. Y el miedo está alejando a los pacientes homosexuales y transexuales de las clínicas de salud, que están obligadas por la ley a denunciarlos a la policía. De manera indirecta, la ley está teniendo un gran costo económico.

Los trabajadores del rubro afirman que la industria hotelera sufre las consecuencias. Los fabricantes de textiles dicen que compradores en Estados Unidos, Reino Unido y Europa han cancelado pedidos, pues afirman que tener prendas con la etiqueta “Hecho en Uganda” es perjudicial para sus negocios. Las empresas constructoras de Uganda afirman que los inversionistas occidentales están asustados. La animadversión hacia las personas homosexuales está muy arraigada en este país del este de África, de 49 millones de habitantes y sin salida al mar. Una encuesta realizada en 2022 por Afrobarometer, una red apartidista de investigación, reveló que los ugandeses eran muy tolerantes con las personas de diferentes etnias y religiones, pero muy intolerantes con los homosexuales. Cerca del 97 por ciento se declaraba a favor de leyes que penalizaran la homosexualidad y el 94 por ciento de los ugandeses afirmaba que denunciaría a un familiar o amigo gay a la policía.

Los líderes empresariales y los políticos atribuyen la intolerancia de Uganda hacia las personas de la comunidad LGBTQ a las tendencias marcadamente conservadoras del catolicismo y el evangelismo que dominan el país. El presidente Yoweri Museveni, que ocupa el cargo desde hace mucho tiempo, ha ejercido una influencia impredecible en todo este asunto. Desde hace casi cuatro décadas gobierna Uganda con un control autocrático y ha sido acusado de torturar y asesinar a disidentes en las elecciones de 2021, según testimonios enviados a la Corte Penal Internacional.

De manera pública, ha argumentado que las personas homosexuales socavan la paz y la estabilidad y declaró que eran “repugnantes” en una entrevista de CNN. Pero varias de sus personas más cercanas, entre ellos Andrew Mwenda, periodista que también es vocero del hijo del presidente, afirman que el presidente es ante todo un pragmático que se preocupa por el estado de la economía y odia la idea de que Uganda sea vista como un paria.